Friday, May 27, 2005

...un día para olvidar...

De Sergio Kohan (Buenos Aires, Argentina): Uf, qué día
Tuve un día infernal..al salir me olvidé de cerrar la puerta y Samanta escapó hacia la terraza, cuando me dí cuenta estaba por saltar al edificio vecino, la atrapé al vuelo y casi nos caemos los dos al vacío con todo el riesgo que ello llevaba (yo estoy en las primeras clases de vuelo y no me tengo confianza con alguien mas encima), por suerte pude mantener a duras penas el equilibrio (me quedé balanceándome en la cornisa como quince segundos que me parecieron dos horas), con no poca dificultad apoyé los dos pies sobre el suelo y tratando de mantener la calma la entré a casa, no sin darle antes un merecido sermón (no me gusta gritar, porque el gritar te desvaloriza, pero la situación lo ameritaba) con una penitencia para todo el día: le prohibí encender el televisor (es fanática del cartoonnetwork). Me fui apurado, lo mejor es tomar el subte me dije.....para qué....se quedó parado cuarenta y cinco minutos entre Pueyrredón y Pasteur y ni siquiera nos abrieron las puertas para recibir un poco de aire. Yo que soy un poco claustrofóbico empecé con arcadas y me descompuse (le vomité encima a un señor trajeado – debía ser abogado- y a una pobre anciana que llevaba un sombrero con una pluma). Cuando ya me estaban atendiendo (misteriosamente el vagón había quedado vacío) dos jóvenes muy amables que decían ser médicos, arrancó y todo volvió a la normalidad (si eso es normalidad). Cuando me bajé en la estación me llamaba la atención que todo el mundo me miraba y se asomaban por la ventanilla y me hacían gestos que no llegué a comprender, me debían haber confundido con un actor famoso. Llegué tarde al trabajo, me eché un poco de desodorante de ambientes porque me sentía cierto olor extraño, discutí con mi jefe, le tiré el café a mi compañero de oficina, se me cayó el celular al inodoro, me desapareció la billetera (debieron haber sido los médicos del subte que me hicieron quitar el saco) y me tuve que volver caminando porque me tocó cerrar la oficina por haber llegado tarde y sin darme cuenta cerré la puerta con la llave adentro. El quilombo que se va a armar mañana cuando quieran entrar!!
>Por suerte (previsor yo, je) tengo un juego de llaves dentro de casa, me colé cuando abrió el portón de calle un vecino y en la puerta de mi departamento tuve que rogarle a Samanta que seguía enojada que me pasara la llave por debajo de la puerta (no le enseñé a abrir sola por una cuestión de seguridad). Una vez adentro no sin antes agarrar las treinta y tres llaves que me pasó por debajo de la puerta antes de la verdadera (se ve que se le había pasado el mal humor y ahora estaba chistosa) me dirijí corriendo hacia la ventana (primero tuve que perdonar a Sam como parte del trato por la entrega de las llaves y permitirle ver el Cartoonnetwork, a veces pienso que tengo el si fácil y no soy todo lo estricto que debiera). Al principio me alegré porque alguien había comido y bebido pero enseguida me di cuenta que no podía haber sido él, estaba todo salpicado (es muy prolijo para comer), había huellas de patas grandes y no había ninguna nota escrita. Estaba claro, fue una paloma por el tamaño de las patas y porque ellas no saben escribir con lápiz. Allí junté coraje y la llamé a ella...primero me atendió fríamente y cuando le pregunté si no la había visitado un gorrión parlanchín se puso como loca...empezó a gritarme por teléfono si después de diez años lo único que se me ocurría era preguntarle semejante boludez, que se ve que yo no había cambiado nada, que me la pasaba en las nubes (juro que no le conté que estaba aprendiendo a volar!), que cuándo iba a madurar y que no la llamara nunca mas....y me cortó.....Yo le pensaba preguntar por el hermano y el padre pero no me dio tiempo.Indudablemente ese no era mi día, angustiado me fui a la cama sin comer, ni siquiera la acompañé a Samanta con la cena, borré del grabador la pesadilla del día anterior, y caí fulminado en el más pesado de los sueños.....


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