Tuesday, April 25, 2006

LA TABLA DE MAREAS


Te vi cruzar la playa entre la espumaenvuelta de sol, de contraluz, hermosa.
Tus caderas y tus piernas dibujaban
la cadencia de una danza cautivante.

Allí aprendí cómo nacen los milagros,
cuando vi el mar, el agua innumerable,
que a pesar de su empuje milenario,
ya no mojaba tus pies sobre la arena.

Enseguida supe que algo pasaría,
pero nunca imaginé tanta sorpresa.
El mar quiso tocarte, pero en cambio,
detuvo su pleamar y entró en bajante.

Todo el mundo calló. Era increíble,
las olas se desmayaban de impotencia,
porque a esa hora exacta de la tarde
el mar debía crecer, no retirarse.

Huyeron asustadas las almejas
corriendo a sumergirse por la arena.
La confusión era enorme y las gaviotas
no entendían a ese mar en su locura.

Enseguida, despertando del asombro,
volví al cobijo del amor y su conjuro.
Te tomé como siempre, de la mano
y nos fuimos caminando, lentamente.

Entonces, se arreglaron las mareas
hasta cumplir lo dicho por las Tablas,
y el mar tornó al milagro cadencioso,
a su ida y vuelta de vaivenes infinitos.

Se hizo entonces un silencio respetuoso,
después llovió, llovió torrencialmente,
porque también el mar es un poeta
y llora de amor como los hombres.




Guillermo Gazia
Santa Rosa, 2005

1 comment:

Isabel Barceló Chico said...

Emocionante. Te felicito.