Saturday, April 01, 2006

Todos los caminos llevan a Roma, o no?

Antes de llegar a Innsbruck y alojarme en ese hotel de dudosa categoría (si, en Austria también se consiguen) había pasado por el pueblo de Vent, un típico poblado paradisíaco, que bien podría haber sido escenario de "la novicia rebelde" y me hospedé en la pensión Gstrein. Una modesta pensión con aroma a pino y unos crujientes leños que ambientaban la sala principal, generando un clima acogedor que invitaba a quedarse por una larga temporada. Pero yo no tenía tiempo para eso, mi mente me ordenaba hacer una pequeña escala y llegar lo antes posible a la famosa ciudad del sky y el snob austríaco. Estaba recordando todo eso mientras esperaba el bus que me llevara a la terminal. De allí había decidido ir a Munich con una amable pareja de Catalanes que habían hecho amistad conmigo (o se habían compadecido) y que tenían un coche de alquiler con un guía que nos trasladaría por caminos de cornisa y paisajes alucinantes en una aventura turística que no estaba en mis planes, pero que no era conveniente desaprovechar. Lo último que recuerdo al subir al bus es la tierna mirada de Eva y la profundidad de sus ojos al despedirse. En otra época me habría enamorado como un adolescente de ella, pero mi alma helada y vacía ya no tenía lugar para el amor. Insbruck - Munich - Roma, allá voy.

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