Tuesday, January 24, 2012

Todo comenzó en un café


Un infierno. Cuarenta y dos grados a la sombra y en el café abarrotado de gente mundana parecía mas. El aire acondicionado funcionaba de a ratos, como necesitando un respiro cada tanto. Como pude, me abrí camino hacia el exterior en busca de aire caliente, pero libre de alientos alcoholizados y cuerpos transpirados mal olidos. Necesitaba salir urgente para escapar de la asfixia y no pude evitar chocar con ella. Su pelo rojizo ensortijado, caído descuidadamente sobre su perfecto rostro se pegó a mi transpirada cara, tapándome los ojos y pre anunciando el choque. Este, inevitable, hizo que sus labios rozaran mi mejilla húmeda, generándome un escalofrío discordante con la temperatura ambiental y corporal. No detuvo la marcha ni para solicitar ni dar disculpas. Pero juro por lo mas sagrado que sentí su lengua perfecta deslizarse por mi cachete como tajeándome de un saque. Fueron segundos de inmovilidad, pero suficientes para perderla de vista y yo perderme en el tiempo. Mi cuerpo se electrizó y no quedó nada si reaccionar. Nada... Volví sobre mis pasos para verla, pero solo quedó un aroma dulzón inconfundible que sobresalía por todos los olores y decidí seguirlo como un expedicionario sigue una huella, yo tenía una huella en el aire y un tajo ardiente en mi cara. El aroma llevaba hacia una escalera que se perdía en un oscuro pasillo de un primer piso donde habría unas diez habitaciones. Estaba dispuesto a abrir una por una para encontrarla.Allí debí darme cuenta que la locura comenzaba a invadir mi cerebro pobre en oxígeno, pero mi cuerpo inflamado no tenía control y estaba dispuesto a todo por encontrar esa venus de cabello incendiado, quizás para encendernos juntos como nunca me había encendido. La oscuridad del pasillo no me atemorizaba, yo seguía hipnotizado ese aroma dulzón y áspero que me llevaría hacia algún destino.¿Final?

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