INOCENCIA VIOLADA

El espejo devuelve su abultado vientre
No es hambre ni gula
Es violencia
Es impudicia
Es el vuelto de una sociedad sucia
Que ensucia un cuerpo puro
Un angel de diez años
Bajo la bota de mil demonios
El espejo devuelve su redondez no buscada
No es hambre ni gula
Es una sociedad que la condenó ya desde la cuna
Y la juzga desde el barro
¿Por qué?
Se pregunta desde su inocente espíritu
Bastardas respuestas
Para bastardos sin gloria
Quiere que todo sea como antes
De nada le sirve
Ya nada le importa
Su mundo de juguete
Se partió en mil pedazos
Su fragil cuerpo
No admite ya historias
Quiere que todo sea como antes
Deseo imposible
¿Quién paga la ronda?

Foto: “Desalojo”, pintura de Osvaldo Morúa

Secuestro

Te robaron,
Te encerraron,
Te adoptaron,
Te obligaron,
Te entrenaron,
Te borraron,
Reescribieron,
Te anularon,
Torturaron,
Te cruzaron,
Te mintieron,
Te mataron,
De un descuido,
Escaparon,
Despertaron,
Y gritaron.

LA BATERIA

Siempre deseé tocar un instrumento.Alguno del que pudieran salir notas relevantes, alegres, tristes, dulces, suaves , violentas. Algo con sentido musical, algo con gusto a melodía. Pero nada es posible por mi falta total de oído. Sólo tambores, o percusión podían seguir un compás o una melodía. Algo muy primitivo, ¿tendrá que ver con mi oído primitivo? ¿Fue quizás un palo golpeando una roca la primera nota musical? Inútil para la guitarra, inservible para un saxo o trompeta, ni acaso para una flauta dulce, de esas que chicos de jardín arrancan melodías. Hasta que encontré esos tambores y platillos con los cuales el sonido parecía música y la música tenía sentido. "La batería" era el instrumento. Pero ¿dónde ponerla? Faltaba lugar y sobraba un cuerpo.
Ya no, la batería me acompaña al lado de mi cama de una plaza, ya no necesito dos. ¿Y el cuerpo? Flotando río adentro, hacia lo profundo, dónde la música no es necesaria.