Sunday, June 11, 2017

PERDONAR AL ASESINO CONDENAR AL COMPLICE




Como siempre ha ocurrido desde tiempos inmemoriales las clases dominantes tienden a protegerse y ampararse entre ellas, incluso a través de la creación de leyes que las protejan. En una relación mafiosa, de cualquier tipo son varios los culpables de un hecho delictivo, pero los poderosos (generalmente económicamente) casi siempre tratan de salir beneficiados por su situación económica y generalmente reciben la menor de las penas si las reciben.
Actualmente se está tratando de crear una situación similar en nuestro país, donde sobornante y sobornado, ambos con una víctima en comun, El Estado, y por lo tanto los ciudadanos (paradoja donde a veces sobornante y sobornado forman parte del mismo, aunque hay varias combinaciones posibles) por la cual el primero mediante el pago de una multa económica que no afecta en gran medida su patrimonio queda libre de cargo y culpa y el segundo, además de una multa económica que puede afectar en mayor o menos medida sus bienes pasa a recibir el castigo mayor que llega a carcel y el escarnio público con la condena de la sociedad civil que parece olvidar que si existe uno (sobornado) tiene que haber existido otro (sobornante).
Existe una tendencia a perdonar un pecador y crucificar al otro.
Este concepto puede dar a horas de discusión y no nos pondremos de acuerdo, desde el pecado original bíblico discutimos en busca del principal responsable: La serpiente, Eva o la manzana misma por qué no?. Aquí Adán parece quedar absuelto, por esas cosas de la concepción machista de la cultura universal, quizás Eva ha sido la primer víctima por la que tendría que marchar el colectivo de “Ni una menos”.
Basta leer las tapas de Clarín y Nación de hoy para darse cuenta de lo que hablo. Uno pagará sus culpas con dinero, pero el otro, vil responsable de lo ocurrido debería terminar sus días en la carcel con sus huesos pudriéndose.
También deberíamos comprender que los dueños de estos diarios forman parte de uno de los colectivos involucrados y sería imposible para ellos condenarse a sí mismo.
La coima, el diezmo, forma parte de nuestra cultura, hasta la misma iglesia con las colectas salvadoras del infierno se encuentra involucrada en este mecanismo transaccional milenario.
La cadena de responsables y culpables llega hasta la semilla primera germinadora de toda concepción.
No debemos permitir que responsables la saquen fácil, si hay soborno, coima, ponele el nombre que quieres hay dos responsables, el coimero y el que coimea y los dos la tienen que pagar por igual, porque sino esto no cambia mas.
Sergio Kohan