Como siempre ha
ocurrido desde tiempos inmemoriales las clases dominantes tienden a
protegerse y ampararse entre ellas, incluso a través de la creación
de leyes que las protejan. En una relación mafiosa, de cualquier
tipo son varios los culpables de un hecho delictivo, pero los
poderosos (generalmente económicamente) casi siempre tratan de salir
beneficiados por su situación económica y generalmente reciben la
menor de las penas si las reciben.
Actualmente se está
tratando de crear una situación similar en nuestro país, donde
sobornante y sobornado, ambos con una víctima en comun, El Estado, y
por lo tanto los ciudadanos (paradoja donde a veces sobornante y
sobornado forman parte del mismo, aunque hay varias combinaciones
posibles) por la cual el primero mediante el pago de una multa
económica que no afecta en gran medida su patrimonio queda libre de
cargo y culpa y el segundo, además de una multa económica que puede
afectar en mayor o menos medida sus bienes pasa a recibir el castigo
mayor que llega a carcel y el escarnio público con la condena de la
sociedad civil que parece olvidar que si existe uno (sobornado) tiene
que haber existido otro (sobornante).
Existe una tendencia
a perdonar un pecador y crucificar al otro.
Este concepto puede
dar a horas de discusión y no nos pondremos de acuerdo, desde el
pecado original bíblico discutimos en busca del principal
responsable: La serpiente, Eva o la manzana misma por qué no?. Aquí
Adán parece quedar absuelto, por esas cosas de la concepción
machista de la cultura universal, quizás Eva ha sido la primer
víctima por la que tendría que marchar el colectivo de “Ni una
menos”.
Basta leer las tapas
de Clarín y Nación de hoy para darse cuenta de lo que hablo. Uno
pagará sus culpas con dinero, pero el otro, vil responsable de lo
ocurrido debería terminar sus días en la carcel con sus huesos
pudriéndose.
También deberíamos
comprender que los dueños de estos diarios forman parte de uno de
los colectivos involucrados y sería imposible para ellos condenarse
a sí mismo.
La coima, el diezmo,
forma parte de nuestra cultura, hasta la misma iglesia con las
colectas salvadoras del infierno se encuentra involucrada en este
mecanismo transaccional milenario.
La cadena de
responsables y culpables llega hasta la semilla primera germinadora
de toda concepción.
No debemos permitir
que responsables la saquen fácil, si hay soborno, coima, ponele el
nombre que quieres hay dos responsables, el coimero y el que coimea y
los dos la tienen que pagar por igual, porque sino esto no cambia
mas.
Sergio Kohan