Como decía Oliverio no me quedan ni las uñas de los pies por vender,
Mi alma hace tiempo pertenece a otro,
Mi corazón está en línea de largada para cuando lo necesiten,
Mis riñones sin provenzal se entregan por una comida,
Mis manos, poco trabajadas tiemblan a cada rato,
Mis pies planos solo podrían confortar como empanadas algún caníbal,
Mis globosos ojos quizás en escabeche puedan servir de aperitivo,
Mi sangre grasosa no creo que forme una buena morcilla,
El resto,
Puro descarte,
Quizás para un puchero o para alimentar chanchos,
En fin,
Creo que con mi cuerpo no alcanzo a pagar un café con leche,
Ah...y sin medias lunas...
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