Una noche sin fin

Los cuerpos chocaron violentamente,
Sus pieles se fusionaron al instante,
Mezclaron sus miembros hasta ser uno,
Se emborracharon en sus propios jugos,
Exploraron cada rincón posible de ser explorado,
No dejaron nada sin reconocer,
Recordaron viejos paisajes recorridos hace tiempo,
Buscaron las marcas dejadas aquella época,
Como señales de pertenencia,
Aquellas que pretendieron crear un espacio propio,
Esta parte siempre fue mía, aquella tuya,
Secretos nunca revelados a otros visitantes.
Respiraron al unísono cada porción de piel,
Recrearon esa vieja sensación que ponía la piel de punta,
Desataron la tormenta sin conocer el final,
Esta vez, no habría tregua.
Y cuando el último suspiro de agonía recorría el cuarto,
Gritaron al unísono cual aullido de animal en celo,
Para caer inevitablemente en el vacío de la muerte.
Morir de amor, morir amando,
hay alguna manera mejor de abandonar el huerto?