LA BATERIA

Siempre deseé tocar un instrumento.Alguno del que pudieran salir notas relevantes, alegres, tristes, dulces, suaves , violentas. Algo con sentido musical, algo con gusto a melodía. Pero nada es posible por mi falta total de oído. Sólo tambores, o percusión podían seguir un compás o una melodía. Algo muy primitivo, ¿tendrá que ver con mi oído primitivo? ¿Fue quizás un palo golpeando una roca la primera nota musical? Inútil para la guitarra, inservible para un saxo o trompeta, ni acaso para una flauta dulce, de esas que chicos de jardín arrancan melodías. Hasta que encontré esos tambores y platillos con los cuales el sonido parecía música y la música tenía sentido. "La batería" era el instrumento. Pero ¿dónde ponerla? Faltaba lugar y sobraba un cuerpo.
Ya no, la batería me acompaña al lado de mi cama de una plaza, ya no necesito dos. ¿Y el cuerpo? Flotando río adentro, hacia lo profundo, dónde la música no es necesaria.