Hace cincuenta años que creía que luchaba contra molinos de viento, pero no era así, me dejaba atrapar en el remolino, me dejaba girar hasta revolver mis tripas de asco, vomitar toda la miseria y volver a chocar contra las aspas. Pero no se si realmente luchamos o nos asimos y giramos vertiginosamente hasta enloquecer nuestros sentidos y caer nuevamente derrotados a un costado, agotados, esperando el momento de recuperar fuezas y volver con la embestida. Las aspas de estos molinos son de acero, no son de tela, y en cada golpe se llevan vidas. Nos hicieron creer que los molinos de viento tenían aspas de tela, pero eran de acero bruñido con los cuerpos de almas inocentes y conciencias puras. Mi locura y mi obstinación me llevan siempre a una nueva embestida, hasta agotar el último instante en chocar, siempre de frente, hasta que no quede mas sangre. Mi amigo imaginario Oliverio Girondo me enseñó a transmigrar, y yo he transmigrado mi sangre por alcohol, mis lágrimas por arena, por lo que raspan cada vez que lloro, por lo que me enciendo cada vez que mi corazón late y por lo que sigo vivo gracias a las letras. Porque yo me suicido todos los días a través de las palabras, y vuevo a renacer al día siguiente para volver a suicidarme. Es cierto, hace tiempo que venimos luchando contra molinos de viento, pero nos mintieron, las aspas no son de tela, son de acero, entonces para derrotarlos necesitamos un cañón, y hasta ahora veníamos embistiéndolas con una lanza.
2 comments:
Hola Sergio!!
Que escritos tan buenos... en serio..
felicidades!!!
eres genial
see you!!
Tantos molinos, tantas veces..
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