Cobarde,
Me disolví entre las sombras,
Sin rencor,
Sin remordimiento,
Dejando el alma como ofrenda,
Ahí, entre las sábanas revueltas,
Con los sueños aún danzando en el abismo.
Y vengo a observar,
Entre llamas y tinieblas,
Las cenizas de lo que fue mi hogar.
Juntos,
Con nuestras esperanzas,
Levantamos esas paredes,
Desde entonces ne he dejado de amarla,
A pesar de ello, de eso no quedará nada.
Ilusiones muertas,
Muebles de barro sangrando heridas.
La propia vida nos dejó desnudos,
Helados de rabia y ausencias.
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