Aunque te marches ahora,
Aunque sea preciso morir en el empeño,
Tu ausencia ya nunca nos traerá paz,
Tu presencia nauseabunda ensucia docientos años de historia,
Ya nada será igual,
Miserable en tu riqueza,
Tus ojos vacíos son palabras lastimeras,
Tu cuerpo enjuto es basura entrecejas,
Apestas,
Tu alma podrida no alcanzará la redención.
Llegará el momento en que
Nuestras siluetas libres
Bailarán al compás de tu esqueleto,
Mientras te balanceas en medio de la plaza.
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