Soy un animal de teatro, vivo por y para el teatro. Mi espacio escénico es el mundo, mi techo es el infinito y mi piso es el infierno.
Wednesday, March 22, 2006
Marzo 21, 1976 - 2006, recuerdos, realidades
21 de marzo de 1976, 21 años, tercer año de bioquímica, todas nuestras esperanzas del 73 se estaban borrando, en las clases corrían rumores de tormenta, delegados estudiantiles empezaron a faltar y algunos, los que quedaban, nos preanunciaban la llegada del tornado. En mis 21 años había visto y vivido mucho,(qué imbécil, eso creí, y realmente no había visto nada) cuando era chico jugábamos en el barrio a los soldados, unos eramos colorados otros azules. Habíamos leído Tía Vicenta y nos reímos de la tortuga del presidente, claro, tenía 11 años, no entendía, era un juego, soldados jugando a los soldados, tanques que iban, que no llegaban, que se volvían. A pesar de eso en un acto escolar conmemorando el 17 de agosto de 1966 en mi composición leí una frase de San Martín que me habia impactado: "Los ejércitos están para servir y no para llevar a sus mas altos jefes a cargos de gobierno" (o algo similar). En el secundario siempre me creí del lado correcto y mediaba entre dos compañeros, uno, cuyo padre fue secretario del PC, con quien compartí el banco durante tres años y otro que defendía a Perón y se peleaba con todos. Yo no lo entendía a ninguno. De Perón en casa no se hablaba, sólo sabía que mi vieja se quejaba que la habían obligado a estudiar la historia de Evita y a ir al velatorio. Para mi viejo radical entrerriano, era mala palabra. Y de los comunistas, todo muy lindo, pero por qué no dejaban salir a los que querían irse? Del secundario tuve un compañero desaparecido, me enteré a los años, y oh casualidad, fue el único 100 en el examen de ingreso...21 de marzo de 1976, yo no lo sabía, pero la suerte de casi 25 millones de argentinos estaba echada, alguien había tirado los dados, alguien había repartido las cartas, los dados cargados, las cartas marcadas, alguien estaba decidiendo por todos, y ese alguien no eran pocos, pero tampoco eran todos. Las nubes cada vez mas cerca, el miedo todavía lejos, me creía inmune, si a mi la política no me interesaba.
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