Cuatro pares de patas

A pesar del miedo, vencido por el sueño, caí profundamente dormido. Una sensación de paz interior me embriagaba y si bien no recordaba lo que estaba soñando una profunda sonrisa iluminaba mi rostro. Sentía cientos de caricias que se extendían a lo largo de mi cuerpo y este respondía con imperceptibles movimientos de mis terminaciones sensoriales nerviosas. Mis sueños eran completamente oscuros, no percibía nigún tipo de figura o forma pero eran sumamente placenteros. De golpe, un ruido seco y profundo me desperto sobresaltado, y lo que ví me produjo una sensación de náusea que me provocó un desvanecimiento inmediato, cientos, miles de pequeñas arañas cubrían todo mi cuerpo y se desplazaban de un lado a otro a una velocidad increíble.