Ese árbol, sí, ese, me está mirando,
No se si es de hoy o de hace tiempo,
Pero me siento hojeado cada vez que asomo a mi balcón.
Hoy me puse a banconear tranquilo,
Sentado en mi preferido,
Aquél que me sigue desde mi infancia,
Rústico, de madera acerada, sin relieve.
Quién no tiene uno que sobrevive a todas las mudanzas y los amores?
Me gusta, me siento cómodo, y me paro mas cómodo.
Si fuera por mi lo llevaría al trabajo,
Pero él no quiere,
En casa respira libertad, mas cuando cuando lo saco al fresco.
A veces pienso que es humano, bueno casi,
Porque no odia, no maldice,
Su única corrupción son unos surcos que le dejó Prometeo de pequeño,
Pero ya no lo utiliza de sparring para desgastar sus uñas.
Cuando me vaya, quisiera que lo coloquen entre mis brazos
Y que ardamos juntos,
Que nuestras cenizas se mezclen para compartir la eternidad.
Ese arbol me sigue mirando,
Me enerva, me está poniendo inquieto,
No soporto su mirada,
Por hoy es demasiado, mejor entramos.
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