El viejo parque de diversiones, ahora cementerio de chatarra, nido de alimañas, ratas y todo bicho raro y nauseabundo que camina, estaba siendo testigo de una lucha sin cuartel entre una loba azabache y dos enormes mastines. A pesar de la superioridad numérica y el instinto asesino de los mastines la loba estaba a punto de derrotarlos. Primero, de una dentellada feroz y con precisión quirúrgica arrancó ambos ojos de uno de ellos, quién lanzó un aullido espeluznante y empezó a revolcarse dando vueltas sobre sí mismo. El otro creyó oportuno atacar por la distracción creada ante el infortunio de su compinche y se arrojó sobre el lomo de la loba clavando sus fauces en el cuello de la majestuosa hembra, la cual, como tocada por un rayo, de un extraño y veloz movimiento se desprendió del atacante, no sin antes perder una considerable porción de pelaje y piel fuertemente agarrado por los dientes del enemigo, y antes de que el mismo cayera al piso, de una brutal dentellada lo degolló, en una maniobra casi imposible de seguir por su velocidad. El animal murió al instante, y allí nomás se abalanzó sobre el ciego que seguía retorciéndose entre horribles gemidos y la sangre que salía como por una canilla mal cerrada, por los huecos donde antes había ojos. De un abrir y cerrar de fauces terminó con la vida del segundo contrincante. Estaba dolorida, de hecho tenía una profunda herida en su cuello, y se sentía agotada. No era la primera vez que peleaba en inferioridad numérica, pero los años no le habían pasado en vano, ya no tenía la agilidad de antes, aunque no había perdido un ápice de astucia ni ferocidad. Era una perfecta máquina de aniquilar. Cuando iba a tirarse a descansar percibió que algo no estaba bien, su instinto la puso alerta, se irguió con dificultad y en guardia, sacó a relucir sus colmillos, como en un duelo, y giró trecientos sesenta grados en derredor en busca de algún peligro. No podía ver las docenas de pares de ojos que habían sido testigos del feroz combate y hacia rato acechaban en las sombras. No, definitivamente algo no funcionaba, sonó la alarma en su cerebro y se aprontó a huir del lugar a la máxima velocidad posible. Cuando iba a emprender la fuga los vió, no pudo contarlos, pero eran decenas de hombres, grandes, con enormes bates de béisbol, todos iguales, pelo corto al ras, ojos claros llenos de odio, y uniformes verdes, con grandes botas. La tenían cercada y no le daban un centímetro de luz para intentar escapar, se iban cerrando poco a poco, eran cerca de cincuenta. Pensó rápido una estrategia de retirada, pero el dolor de cuello y la masa humana que la encerraba no le dejaba hilvanar una idea. Su madre le había advertido de la existencia de los vigiladores, pero hasta ahora nunca se los había cruzado. Sabía que eran implacables y no dejaban nadie vivo, por lo que tenía que actuar rápido. Cuando estaban a menos de cinco metros le apuntó al que tenía más cerca y se lanzó, crac, hizo la yugular del sujeto, uno menos pensó, pero inmediátamente recibió el primer golpe sobre la cabeza, se mareó, enseguida uno sobre el lomo, sintió el ruido de una costilla rota y un dolor lascerante que le cruzó todo el cuerpo, otro más sobre la cabeza y a partir de allí ya no sintió nada. Los golpes caían sin cesar desparramando sangre y pedazos de tejidos, y mas, y mas ,y mas....ya sólo era una masa informe, sin dimensión, flácida, no quedaba nada sólido debajo de su cuero, pero ellos seguían golpeando y golpeando con furia sin igual. No se sabe cuanto tiempo, quizás horas, quizás minutos hasta que sonó un silbato potente que los paralizó de inmediato, y como si hubiera sido una orden se detuvieron en seco. Estaban todos salpicados de sangre y pelos, de ella no quedaba nada reconocible, parecía una sucia alfombra de mal gusto. Otro silbato mas, se miraron, hicieron un saludo como juntando los talones que sonaron al unísono y mientras llegaba desde lejos como una marcha militar comenzaron a retirarse. Como los rayos de una rueda de bicicleta se fueron hacia todos los lados en todas las direcciones, un último silbato y bajando sus manos a tierra y encorvando el lomo emprendieron veloz carrera hacia todos los destinos posibles. Esa noche, miles de llamadas bloquearon las líneas telefónicas de la central de policía, con ciudadanos que juraban haber visto pasar por delante de sus casas, decenas de lobos grises que a gran velocidad se dirigían hacia las afueras de la ciudad. Esa noche, todos los perros aullaron en forma descontrolada sin que nada pudiera calmarlos. Una densa neblina cubrió la ciudad y las ambulancias y los hospitales funcionaron con su capacidad a full por los ataques de histeria y pánico de los habitantes. Desde esa época todos hablan de "la noche de los lobos", pocos o ninguno sabe bién lo que ocurrió, pero cada habitante tiene su propia narración que recibió de sus padres y estos a su vez de los de ellos. En lo único que coinciden todas las historias, es en el macabro hallazgo en el viejo parque de diversiones, el cadáver irreconocible de una mujer desfigurada por los golpes y dos enormes mastines destrozados a mordiscos probablemente por los furiosos lobos. Todo esto rodeado de cincuenta bates de beisbol bañados en sangre.
Soy un animal de teatro, vivo por y para el teatro. Mi espacio escénico es el mundo, mi techo es el infinito y mi piso es el infierno.
Friday, September 30, 2005
La jauría
El viejo parque de diversiones, ahora cementerio de chatarra, nido de alimañas, ratas y todo bicho raro y nauseabundo que camina, estaba siendo testigo de una lucha sin cuartel entre una loba azabache y dos enormes mastines. A pesar de la superioridad numérica y el instinto asesino de los mastines la loba estaba a punto de derrotarlos. Primero, de una dentellada feroz y con precisión quirúrgica arrancó ambos ojos de uno de ellos, quién lanzó un aullido espeluznante y empezó a revolcarse dando vueltas sobre sí mismo. El otro creyó oportuno atacar por la distracción creada ante el infortunio de su compinche y se arrojó sobre el lomo de la loba clavando sus fauces en el cuello de la majestuosa hembra, la cual, como tocada por un rayo, de un extraño y veloz movimiento se desprendió del atacante, no sin antes perder una considerable porción de pelaje y piel fuertemente agarrado por los dientes del enemigo, y antes de que el mismo cayera al piso, de una brutal dentellada lo degolló, en una maniobra casi imposible de seguir por su velocidad. El animal murió al instante, y allí nomás se abalanzó sobre el ciego que seguía retorciéndose entre horribles gemidos y la sangre que salía como por una canilla mal cerrada, por los huecos donde antes había ojos. De un abrir y cerrar de fauces terminó con la vida del segundo contrincante. Estaba dolorida, de hecho tenía una profunda herida en su cuello, y se sentía agotada. No era la primera vez que peleaba en inferioridad numérica, pero los años no le habían pasado en vano, ya no tenía la agilidad de antes, aunque no había perdido un ápice de astucia ni ferocidad. Era una perfecta máquina de aniquilar. Cuando iba a tirarse a descansar percibió que algo no estaba bien, su instinto la puso alerta, se irguió con dificultad y en guardia, sacó a relucir sus colmillos, como en un duelo, y giró trecientos sesenta grados en derredor en busca de algún peligro. No podía ver las docenas de pares de ojos que habían sido testigos del feroz combate y hacia rato acechaban en las sombras. No, definitivamente algo no funcionaba, sonó la alarma en su cerebro y se aprontó a huir del lugar a la máxima velocidad posible. Cuando iba a emprender la fuga los vió, no pudo contarlos, pero eran decenas de hombres, grandes, con enormes bates de béisbol, todos iguales, pelo corto al ras, ojos claros llenos de odio, y uniformes verdes, con grandes botas. La tenían cercada y no le daban un centímetro de luz para intentar escapar, se iban cerrando poco a poco, eran cerca de cincuenta. Pensó rápido una estrategia de retirada, pero el dolor de cuello y la masa humana que la encerraba no le dejaba hilvanar una idea. Su madre le había advertido de la existencia de los vigiladores, pero hasta ahora nunca se los había cruzado. Sabía que eran implacables y no dejaban nadie vivo, por lo que tenía que actuar rápido. Cuando estaban a menos de cinco metros le apuntó al que tenía más cerca y se lanzó, crac, hizo la yugular del sujeto, uno menos pensó, pero inmediátamente recibió el primer golpe sobre la cabeza, se mareó, enseguida uno sobre el lomo, sintió el ruido de una costilla rota y un dolor lascerante que le cruzó todo el cuerpo, otro más sobre la cabeza y a partir de allí ya no sintió nada. Los golpes caían sin cesar desparramando sangre y pedazos de tejidos, y mas, y mas ,y mas....ya sólo era una masa informe, sin dimensión, flácida, no quedaba nada sólido debajo de su cuero, pero ellos seguían golpeando y golpeando con furia sin igual. No se sabe cuanto tiempo, quizás horas, quizás minutos hasta que sonó un silbato potente que los paralizó de inmediato, y como si hubiera sido una orden se detuvieron en seco. Estaban todos salpicados de sangre y pelos, de ella no quedaba nada reconocible, parecía una sucia alfombra de mal gusto. Otro silbato mas, se miraron, hicieron un saludo como juntando los talones que sonaron al unísono y mientras llegaba desde lejos como una marcha militar comenzaron a retirarse. Como los rayos de una rueda de bicicleta se fueron hacia todos los lados en todas las direcciones, un último silbato y bajando sus manos a tierra y encorvando el lomo emprendieron veloz carrera hacia todos los destinos posibles. Esa noche, miles de llamadas bloquearon las líneas telefónicas de la central de policía, con ciudadanos que juraban haber visto pasar por delante de sus casas, decenas de lobos grises que a gran velocidad se dirigían hacia las afueras de la ciudad. Esa noche, todos los perros aullaron en forma descontrolada sin que nada pudiera calmarlos. Una densa neblina cubrió la ciudad y las ambulancias y los hospitales funcionaron con su capacidad a full por los ataques de histeria y pánico de los habitantes. Desde esa época todos hablan de "la noche de los lobos", pocos o ninguno sabe bién lo que ocurrió, pero cada habitante tiene su propia narración que recibió de sus padres y estos a su vez de los de ellos. En lo único que coinciden todas las historias, es en el macabro hallazgo en el viejo parque de diversiones, el cadáver irreconocible de una mujer desfigurada por los golpes y dos enormes mastines destrozados a mordiscos probablemente por los furiosos lobos. Todo esto rodeado de cincuenta bates de beisbol bañados en sangre.
Wednesday, September 28, 2005
Perra
Forcejeaban entre mordiscos y tarascones. El quiso imponer su fuerza, ella le respondió con astucia. Se separaron unos metros para volver a contemplarse. Se midieron, se olfatearon a la distancia y se gruñeron unos instantes. Ninguno se animaba a tomar la iniciativa, se deseaban, pero al mismo tiempo el instinto salvaje los retenía. Ella amagó por un instante , fue suficiente para que el se abalanzara con furia. Se clavaron los dientes sin contemplaciones, se tironearon de los cuellos y rodaron sobre el callejón desierto.Inmediatamente se separaron como pidiendo un respiro, ella babeaba incesantemente y el sangraba por el hocico dificultando su respiración, pero no estaba dispuesto a retirarse vencido. De golpe como al unísono se elevaron y se chocaron brutalmente, con las fauces bien abiertas y buscando los lugares claves. Ella fue más rápida, quzás era un poco mas joven, y de un golpe certero clavó sus colmillos superiores profundamente en su cuello hasta casi chocar con sus inferiores y puso fin a la historia, desgarró brutalmente la carne, bebió de su sangre y luego se tiró a un costado a contemplar su agonía. Cuando no quedaban mas latidos, se dió media vuelta y con andar seguro y porte triunfador se dirigió al final del callejón. Al llegar a la avenida, en la madrugada de luna llena, se incorporó sobre sus extremidades traseras, y se encaminó decidida y desfiante de vuelta a su casa. Desnuda, erguida,
con sus macizos y enormes pechos de pezones puntiagudos señalando el camino, por el medio de la calle, su abundante cabellera rubia caída naturalmente sobre su espalda hasta alcanzar la cintura, su pubis latiendo frenéticamente, su boca entreabierta y sus ojos grises acerados que reflejaban la luz de la luna, ante la mirada atónita de apenas unos pocos borrachos vagabundos que deambulaban a esas horas por el vecindario como únicos testigos del paso de esa figura urbana que iba a ser leyenda.
Tuesday, September 27, 2005
Niñ@ con capacidades diferentes
¿Mami por qué todos me miran? ¿Por qué me sonríe ese señor si yo no lo conozco? ¿Por qué me pasan la mano por la cabeza acariciándola cual si fuera una mascota? ¿Quizás no tienen perros o gatos o cobayos para acariciar? ¿Por qué esa señora se asustó al verme, acaso me puse una máscara? Mami, ¿por qué Papi no me lleva al trabajo y yo escucho que cuenta cuando sus compañeros llevan a sus hijos? ¿Por qué siempre tengo la misma maestra mientras mis amigos cambian de aula y de maestra? Mami yo los quiero mucho, y a los abuelos y a los tíos. ¿Por qué no tengo hermanos? ¿Por qué cuando entro a algún lugar todos se callan? ¿Es que tengo algo distinto a los demás? Acaso, ¿no somos todos diferentes? No me escuchas Mami, ¿por qué siempre tienes la cara húmeda? Huy... Mami, me hice pis...no puedo controlar...¿por qué? No te enojes por favor, prometo que no volverá a suceder. Mami,¿ por qué todo lo que pienso no te lo puedo decir?
Flavia
Es una locomotora lanzada en velocidad,
Es un barco de papel navegando en la bañera,
Es un jazmín blanco y perfumado,
Es un cactus en medio del desierto,
Es un perro dócil y obediente,
Es una leona en celo en busca de alimento para sus cachorros,
Es un exocet dando en el blanco,
Es una pompa de jabón que explota al primer soplido,
Es el fuego que me incendia,
Es el témpano que me hunde,
Es la pasión que me alimenta,
Es la ducha de agua fría en el medio de la calle,
Es la puerta blindada,
Es la hoja de papel,
Es la madre de mis duendes mas pequeños,
Es una gran parte de mi todo,
Es mi única amante (lo sabías?),
Es quién me mantiene de este lado del borde,
Es quién me lanza al precipicio después de rasgar el paracaídas,
Es quien alimenta mi cabeza,
Es quien rellena mi estómago,
Y será quien llegado el momento encienda el fósforo.
Necesitaba
Ya no puedo respirar,
Implosionan mis pulmones por falta de oxígeno,
Me asfixio en vida en medio de la nada,
Necesito un respirador que me traiga al presente,
Soy un fantasma vacío en el fondo del mar,
Fruta abrillantada podrida que se macera al Sol ardiente,
Asco de mi mismo y por mi mismo en busca de tormento,
No aguanto mas,
Necesito decirlo,
Gritarlo,
Subirme a la cumbre mas alta,
Y desde allí enviar el alarido,
Para salir a flote,
Navegar la superficie y cruzar el océano,
Poder dar un paso mas,
Y otro,
Y otro,
Para seguir caminando aún sin piernas,
Para flotar en el tiempo aún sin alas,
Para romper la corriente con las espuelas doradas,
Para abrazar el fuego con las manos llagadas,
Para escalar la nave que me lleve adelante,
Para quebrar el iceberg antes del impacto,
Para poder seguir viviendo,
Para no derramar mas lágrimas inútiles,
Para purificarme por dentro,
Para ensuciarme por fuera,
Necesitaba decirte que te amo.
Thursday, September 22, 2005
Mi noche dia
La oscuridad trae luz a mis sentimientos, aclara mis pasiones, quita los frenos a mi mente y permite que mis hierros retorcidos naveguen el cielo azul desierto. No distingo las estrellas de los girasoles, los planetas de los bulones, los meteoritos son cenizas y los satélites basura. Respiro el no aire como si estuviera en terapia, lleno de tubos y caños que perforan mi cuerpo inexistente en la inmensidad del espacio. Imposible volar en el vacío, floto alegremente en mi memoria cruda de alambre tejido, con almendras baratas y pasas de uva. Degluto mi cuerpo sentido por olas de frio glacial inerte, cual simple pinguino polar extenuado, cansado, aburrido de tanto aletear sin vuelo, empetrolado por la idiotez de un mundo en vias de extinción en un sistema en vías de extensión, corazones sueltos que pululan por el espacio en busca de sus dueños perdidos vaya a saber dónde, exprimidos testículos furiosos de tanto trajín inútil para tanto inútil trajeado. Volver planeando hacia la atmósfera, y al entrar, ser solo fuego incandescente que morirá en el mar acogedor, enfriará tu cuerpo e inundará mi mente de agua salada y almejas perladas de perlas preciosas como tu, la más bella, la única, cristal de roca embebido en rosas con un toque de almibar marino y a punto de ser amada.
La puerta fucsia III: ¡Perdimos por goleada!
¡Que papelón! Perdimos por goleada, 6 a 0 y encima terminamos con ocho jugadores. A mí me expulsaron primero por pegarle un trompazo a un rubiecito cancherito que vino a gozarme en el tercer gol, y al gordo Roque y Fito por quejarse al árbitro por la gastada. Lo peor es que Fito lo puteó al juez, y lo pueden suspender por todo el campeonato. El partido fue parejo el primer tiempo, aguantamos todo lo que pudimos, nos dieron un toque impresionante, pero Jorge atajaba todo lo que le tiraban, hasta un penal se atajó. El problema fue que lo hicieron patear de nuevo y allí le cambió el palo y se la mandó a guardar. El cancherito le gritó el gol en la cara y yo cuando pasó al lado mío “sin querer” le puse el pie. Dio de bruces contra el barro, y no cambió el resultado pero fue como si hubiéramos empatado. Me costó convencer al árbitro que no fue adrede, pero me advirtió que a la próxima me echaba. Sacamos del medio, hacemos una jugada rápida, Roque queda solo frente al arquero de ellos tira y.......travesaño, del rebote la revientan para nuestro campo, estábamos todos adelantados, contragolpe y segundo gol. El ácido me empezó a subir por el estómago y el esófago (ya de chico lo sufría) y me enfurecía. Nos fuimos al entretiempo perdiendo dos a cero. En un costado nos juramentamos: o les rompemos el culo o nos ganan por goleada, pero salimos a matar o morir. Así nos fue. Para que seguir contando si solo consigo aumentar mi bronca. Terminó el partido y nos fuimos enseguida mientras los otros seguían festejando. Pero teníamos tanta bronca encima y estábamos tan furiosos que no nos vinieron a joder, sino se armaba la de San Quintín. Camino a casa nos separamos y conmigo vinieron Roque, Jorge y Fito. Queríamos pintar, si o si, la puerta hoy, como si eso nos sacara la bronca. Me esperaron en la vereda de casa , subí sin saludar a nadie, pasé por delante de la pieza de la abuela (dormía), entré en mi habitación, tiré el bolso arriba de la cama, y de debajo de esta tomé el tarro de pintura con el pincel, bajé volando, crucé el patio cual Flash y salí a la calle. Eran las 19 horas, el sol se estaba ocultando (era invierno), y había poca gente en la cuadra. Allí nomás empezamos a discutir el tipo de puerta a pintar en la pared, triunfó el raciocinio: una puerta normal, un rectángulo sin firuletes. Hicimos el marco y lo rellenamos. En ese instante el gordo Roque en un momento de lucidez nos dice: “che bolas, no parece una puerta, parece un rectángulo fucsia, para que sea una puerta hay que ponerle una manija”. Inteligente Roque, pero necesitábamos pintura de otro color. Jorge recordó haber visto un tacho de pintura negra en el garaje de su casa y salió corriendo en busca de “la manija”. Volvió en menos de lo que canta un gallo (por casa los únicos gallos que había estaban pelados o en cubitos) y ahora sí, ¡ya teníamos nuestra puerta fucsia con manija y todo! En ese momento se nos cayó el día encima, con todo el cansancio, nos miramos y sin decirnos palabra cada uno se fue a su casa. Fue algo raro, pero así ocurrió. Roque se llevó el tacho de pintura fucsia y el pincel, Jorge la pintura negra y como si hubiéramos recibido una orden, sin chistar, nos separamos. Yo entré a casa, saludé a mis viejos, les dije:" estoy muy cansado, me tiro un rato". Subí a mi pieza, pasé por delante del cuarto de la abuela, la puerta estaba abierta y ella no estaba en la cama (estaría en el baño), entré y me zambullí sobre mi cama sin destender. Me quedé dormido al instante, caí fulminado como después de un maratón, de golpe me despierto sobresaltado (últimamente todas las noches son de pesadilla), era bien entrada la noche, miré el reloj 3.00 a.m., qué raro no me llamaron para cenar, era 29 y los ñoquis del 29 no me los pierdo nunca, bueno, no era el caso ahora, me despertaron unos ruidos extraños, como de movimientos de muebles y risas, es mas, ahora aguzando el oído se escuchaban perfectamente, estaban moviendo algo y había una risa de chico que se escuchaba. Lo extraño es que venía de la casa de al lado, la de la puerta dibujada, pintada de fucsia!!
Con los ojos en blanco
Hoy he decidido dejar mis pupilas en casa y salir con los ojos en blanco. Recorrer las cuadras que conozco de memoria, saltear los charcos de los vecinos que lavan sus veredas tardias, un paso al costado para eludir la baldosa floja de la librería. Esperar pacientemente el cambio de luz del semáforo y más pacientemente que alguien tome mi brazo para cruzar la calle. Es una mujer, lo adivino por su perfume y su delicadeza al sujetarme, ni siquiera me dirigió una palabra, simplemente me tomó y me llevó del otro lado. Siempre dejándome llevar por las mujeres! Al llegar a la otra vereda una duda me surgió: a derecha o izquierda? Nuevamente alguien decidió por mí, me agarró del brazo y me condujo hacia otra esquina. No parecía ser la anterior y pude reconocer la voz del canillita del kiosco de diarios. Y ahora? Derecha o izquierda? Me permite?, me dijo un hombre de voz ronca que estaba fumando en pipa. Se colgó del brazo izquierdo y me volvió a cruzar. Hum, creo que me llevó hacia el primer lugar. Percibo que estoy de nuevo del otro lado de Corrientes pero de la vereda opuesta al comienzo de mi travesía. Y ahora? Derecha o izquierda? Otra mano , vigorosa ahora y al parecer apurada me aprieta fuertemente y me cruza nuevamente, sin preguntarme nada siquiera. Se ve que no es una buena mañana para esa persona. Así pasé fácilmente la mañana, cruzando y cruzando sin cesar de una esquina a otra, sin emitir palabra solo dejándome llevar. En realidad yo no tenía ganas de ir a ningún lado, sólo sentir la mano de otra gente, a veces suave, a veces ruda, a veces con fastidio, como con culpa, a veces inocente y con pena por el pobre ciego. Pero yo no era ciego por naturaleza, ese día decidí ser ciego por propia decisión, por convicción.
Al mediodía me agarró hambre, era hora de volver, pero ya estaba desorientado de tantas vueltas y vueltas que había dado. Decidí preguntar en qué esquina estaba, el hambre anulaba mis otros sentidos. Pero nadie me respondía, cuando iba a preguntarles sólo me tomaban y me cruzaban. Ey, basta, ya no quiero seguir cruzando, quiero volver a casa por mis pupilas! Pero parecía que nadie me entendía. Es que son todos sordos? Qué les pasa? Otra vez me tomaban y me cruzaban.
Ya había perdido noción del tiempo, del lugar, hasta creo que uno me hizo caminar mas de lo debido llevándome a grandes zancadas hacia otra esquina. Estaba perdido, desesperado, hambriento y asustado. Qué mala idea la de haber dejado mis pupilas en casa! Nunca más repito la experiencia, ya bastante tengo con ser mudo.
Al mediodía me agarró hambre, era hora de volver, pero ya estaba desorientado de tantas vueltas y vueltas que había dado. Decidí preguntar en qué esquina estaba, el hambre anulaba mis otros sentidos. Pero nadie me respondía, cuando iba a preguntarles sólo me tomaban y me cruzaban. Ey, basta, ya no quiero seguir cruzando, quiero volver a casa por mis pupilas! Pero parecía que nadie me entendía. Es que son todos sordos? Qué les pasa? Otra vez me tomaban y me cruzaban.
Ya había perdido noción del tiempo, del lugar, hasta creo que uno me hizo caminar mas de lo debido llevándome a grandes zancadas hacia otra esquina. Estaba perdido, desesperado, hambriento y asustado. Qué mala idea la de haber dejado mis pupilas en casa! Nunca más repito la experiencia, ya bastante tengo con ser mudo.
Wednesday, September 21, 2005
Hoy me vestí de azul
Azul, por dentro y por fuera, tiño mi sangre con tinta indeleble y transmuto mis venas por pinceles. Hoy escribo en tu cuerpo el tatuaje mas hermoso, para siempre, profundamente, donde solo yo llegue, dejando azul todas tus puertas, tus ventanas y tus soles. Recorro tus ojos negros y los vuelvo azules, te pinto con mi lengua en todos los rincones, no quiero dejar poro sin mi marca, de pies a cabeza y de cabeza a pies, y para que no queden lugares libres me paro encima tuyo, corto mis venas y te baño hasta que no gotee mas, hasta quedar seco, y solo aire me recorra. Hoy me vestí de azul, para vos, por dentro y por fuera, hoy me vacié por vos, en vos, por siempre y hasta siempre y aunque ahora mi vida se haya extinguido, no importa, porque vivo en vos la vida eterna de mi amor.
Tuesday, September 20, 2005
La puerta fucsia II: Un partido a muerte
¡A comer! La palabra sonó peor que saquen una hoja, prueba sorpresa de matemáticas. ¡esperá ma, ya voy!
Nada de ya, ¡ahora!, estas no son horas para estar en la calle ni aún para un viernes, además llamaron los padres de Roque y Jorge para que vayan a sus casas.
Bueno, ya estoy entrando (mientras les hago un guiño cómplice a los demás). Chicos, la seguimos mañana, yo guardo la pintura.
Hasta domani, balbució Roque y se fueron mascullando bajito.
Yo crucé el patio a toda velocidad para que mis viejos no me vieran, subí a mi cuarto, pasé por delante del cuarto de la abuela sin hacer ruido (ya debería estar durmiendo) y dejé el tarro de pintura con los pinceles debajo de la cama. Después bajé como si nada y cuando la vieja me preguntó por la demora le dije que me había ido a lavar las manos (cosa que contrastaba con la roña que tenían, por las dudas las puse debajo de la mesa y apenas las subía para agarrar la cuchara y tomar la sopa). Apuré rápido la cena y con la excusa de que me dolía la cabeza me fui rápido al cuarto, como si alguien fuera a tocarme algo de lo que tenía escondido.
Me tiré sobre la cama y me puse a pensar en la puerta que íbamos a dibujar….me quedé dormido…y empecé a soñar algo muy extraño, no lo tengo bien claro, pero había como un nene rubio con un ojo celeste y otro marrón, de piel muy blanca que me miraba fijo, estaba detrás de una ventana y llovía a cántaros. De golpe un rayo caía sobre la ventana y una luz muy fuerte me enceguecía, al mismo tiempo que un ruido espantoso como un edificio que se desmoronaba me rompía los oídos, debo haber gritado, porque me desperté sobresaltado con mamá y papá a un lado de la cama que me samarreaban y me decían ¿qué pasa Sergio?…abrí los ojos, los miré a ambos y me volví a dormir.
A la mañana siguiente me despertó el rayo de Sol que entraba por la ventana, miré el reloj y vi que eran las nueve, ¡qué ganas de seguir durmiendo!, pero enseguida recordé que teníamos partido contra otro barrio a las once y treinta atrás de la cancha de Platense. Mejor que me levantara con tiempo porque después no iba a poder desayunar, sino vomitaba todo en medio del partido.
Fui a la cocina, la puerta de la pieza de la abuela estaba cerrada, seguiría durmiendo, últimamente dormía casi todo el día, ¡hola ma!, me tomo un Toddy tibio nada mas porque tengo partido. Allí me acordé de la pesadilla nocturna y me quedé esperando que me dijera algo, pero ni mu, ¡qué raro!. Me tomé la leche rápido y me volví a la pieza para ponerme el equipo y pasar a buscar a los otros chicos. Quedamos en llegar todos juntos, porque con el otro barrio ya en la primera rueda hubo rosca y no queríamos ir separados. En aquél partido me habían amonestado a mí, a Roque y a Juan José. Se quedaron recalientes porque les habíamos empatado sobre la hora y ellos venían primeros invictos, habían ganado todos los partidos por goleada. Pero nosotros les jugamos a muerte, salimos molidos pero dejamos todo y recontentos por el resultado: ¡Le habíamos empatado al puntero!. Ahora venían por la revancha y ya durante la semana nos estuvieron enviando mensajitos de provocación, que los vamos a cagar a palos, que de esta no salen vivos y cosas como esas. Ellos seguían primeros y nosotros cuartos pero el único punto perdido fue con nosotros y de local. Para nosotros era como
La batalla del campeonato, si ganábamos estábamos hechos, ¡qué la fuerza nos acompañe!
Nada de ya, ¡ahora!, estas no son horas para estar en la calle ni aún para un viernes, además llamaron los padres de Roque y Jorge para que vayan a sus casas.
Bueno, ya estoy entrando (mientras les hago un guiño cómplice a los demás). Chicos, la seguimos mañana, yo guardo la pintura.
Hasta domani, balbució Roque y se fueron mascullando bajito.
Yo crucé el patio a toda velocidad para que mis viejos no me vieran, subí a mi cuarto, pasé por delante del cuarto de la abuela sin hacer ruido (ya debería estar durmiendo) y dejé el tarro de pintura con los pinceles debajo de la cama. Después bajé como si nada y cuando la vieja me preguntó por la demora le dije que me había ido a lavar las manos (cosa que contrastaba con la roña que tenían, por las dudas las puse debajo de la mesa y apenas las subía para agarrar la cuchara y tomar la sopa). Apuré rápido la cena y con la excusa de que me dolía la cabeza me fui rápido al cuarto, como si alguien fuera a tocarme algo de lo que tenía escondido.
Me tiré sobre la cama y me puse a pensar en la puerta que íbamos a dibujar….me quedé dormido…y empecé a soñar algo muy extraño, no lo tengo bien claro, pero había como un nene rubio con un ojo celeste y otro marrón, de piel muy blanca que me miraba fijo, estaba detrás de una ventana y llovía a cántaros. De golpe un rayo caía sobre la ventana y una luz muy fuerte me enceguecía, al mismo tiempo que un ruido espantoso como un edificio que se desmoronaba me rompía los oídos, debo haber gritado, porque me desperté sobresaltado con mamá y papá a un lado de la cama que me samarreaban y me decían ¿qué pasa Sergio?…abrí los ojos, los miré a ambos y me volví a dormir.
A la mañana siguiente me despertó el rayo de Sol que entraba por la ventana, miré el reloj y vi que eran las nueve, ¡qué ganas de seguir durmiendo!, pero enseguida recordé que teníamos partido contra otro barrio a las once y treinta atrás de la cancha de Platense. Mejor que me levantara con tiempo porque después no iba a poder desayunar, sino vomitaba todo en medio del partido.
Fui a la cocina, la puerta de la pieza de la abuela estaba cerrada, seguiría durmiendo, últimamente dormía casi todo el día, ¡hola ma!, me tomo un Toddy tibio nada mas porque tengo partido. Allí me acordé de la pesadilla nocturna y me quedé esperando que me dijera algo, pero ni mu, ¡qué raro!. Me tomé la leche rápido y me volví a la pieza para ponerme el equipo y pasar a buscar a los otros chicos. Quedamos en llegar todos juntos, porque con el otro barrio ya en la primera rueda hubo rosca y no queríamos ir separados. En aquél partido me habían amonestado a mí, a Roque y a Juan José. Se quedaron recalientes porque les habíamos empatado sobre la hora y ellos venían primeros invictos, habían ganado todos los partidos por goleada. Pero nosotros les jugamos a muerte, salimos molidos pero dejamos todo y recontentos por el resultado: ¡Le habíamos empatado al puntero!. Ahora venían por la revancha y ya durante la semana nos estuvieron enviando mensajitos de provocación, que los vamos a cagar a palos, que de esta no salen vivos y cosas como esas. Ellos seguían primeros y nosotros cuartos pero el único punto perdido fue con nosotros y de local. Para nosotros era como
La batalla del campeonato, si ganábamos estábamos hechos, ¡qué la fuerza nos acompañe!
Los caminos de mi vida
Senderos sin guard rails, poceados, llenos de arenas movedizas y grietas profundas que llevan directamente a la puerta del infierno. Caminos sin señales, todos a contramano, pesados, densos, tumultuosos, esquivos en tiempo y en distancia, plagados de lagartijas y reptiles ponzoñosos, alambres de púas que los cruzan sin aviso, puentes rotos para ríos secos y ángeles perdidos que equivocaron la ruta.
Friday, September 16, 2005
La casa de la puerta fucsia I: El comienzo
Cambiar de barrio siempre me ha producido cierto sentimiento ambivalente. Tristeza por dejar los sitios conocidos, los lugares íntimos de la cuadra, aquellos que uno transitaba a ciegas, amigos que no siempre estaban cuando uno los requería, vecinos cascarrabias y de aquellos amables que te saludaban cada vez que te cruzaban, amén de esos eternos desconocidos de siempre que viven en tu mismo bloque pero no los conoces ni aunque te los cruces todos los días.¿No les ha pasado que hay gente que uno nunca llega a conocer aunque los ve a diario y después, quizás de años te los enfrentas en una calle semi oscura y allí te salta el chip y te dices: ¡éste es el chabón que vivía al lado de Fito que siempre salía con una campera negra gastada y con un par de lentes con un solo vidrio, pero que nunca supiste el nombre!¡ Sí, es ese, el del Fitito azul que para entrar había que bajar el vidrio con la mano y abrir la puerta desde adentro!
Alegría, por otro lado, pues siempre que cambiábamos de barrio era porque había aparecido algún apartamento mejor, e íbamos a estar más cómodos (salvo una vez, pero eso es otra historia).
Bueno, esta era una de las buenas, nos mudábamos a una casa en el barrio de Saavedra que lindaba con un Jardín de infantes por un lado y por el otro con un paredón completamente liso, en realidad había sido una casa desocupada, que luego habían tomado unas familias y después de un arduo trabajo de desalojo, con pago de coima a la seccional de la zona y unos cuantos jueces, según comentaban las adivinas del lugar, el dueño (que en paz descanse, porque nos enteramos que había fallecido y la casa se la disputaban los ocho hijos que tenía de cuatro matrimonios), o mas bien los herederos, la habían cerrado completamente con cemento, por lo que era una caja completamente sellada de cemento y hormigón. Creo que la idea era demolerla y construir un pequeño edificio, pero luego de tres años, período corto que vivimos en Saavedra, la casa seguía en pié. Hace veinte años de ello y créase o no, desde entonces no volví a ir por el barrio.
No me quiero ir por las ramas, por lo que seguiré con el relato. En la cuadra, se comentaba que los antiguos ocupantes de la casa eran miembros de una mafia rusa escapados de una cárcel de Siberia, pero ya sabemos todos como son estas historias de barrio, en la que los personajes día a día cambian de roles según el relator de turno. Ahora era una caja sellada donde no se escuchaba ruido alguno. Hasta las ratas, si las había se debían mover en silencio.
Una noche, los chicos del barrio decidimos dibujarle una puerta. El gordo Roque afanó de su casa un tarro de pintura que había quedado de no se que refacción y le agregamos todos unos pomos de témpera de distintos colores con tan mala suerte que nos quedó un color fucsia rabioso. Allí empezamos a discutir que no podíamos pintar de fucsia una puerta porque sería de maricón, a lo cual saltó Jorge, que tenía un hermano gay y siempre creía que lo estábamos jodiendo por eso, por lo que tuvimos que separarlo del gordo Roque que se estaba cgando de la risa, bueno era un quilombo y por una boludez casi terminamos a las piñas. Al fin se hizo la paz luego de que todos convenciéramos a Jorge que nadie lo estaba cargando y que el gordo Roque le dijera que ser gay no era nada anormal, que hasta él un día se había fijado en un rubiecito lindo de la otra cuadra (no sabemos si lo dijo por conformar a Jorge o era cierto, pero nadie se animó a preguntárselo nunca).
Bueno, allí estábamos, cerca de las 22 horas empezando a dibujar una puerta fucsia pegada a la nuestra. Manos a la obra.
Thursday, September 15, 2005
Soy de aire
A veces siento que el espacio me invade, que ocupa mi cuerpo y se transforma en nada, me volatilizo en millones de partículas que se disuelven en el infinito para recorrer nuevas dimensiones. Es en ese momento que ángeles de luz me transportan mas allá de lo posible, hacia un universo imposible de describir donde sólo es permitido percibir. Olores, sabores, alientos, perlas cósmicas que atraviezan lo inexistete, porque mi cuerpo ya no está presente, es un vacío de ausencia semisólida, representada por infinitas sensaciones del no ser, el no estar, el no sentir todo el poder de la existencia, la sublime presencia de la luz del conocimiento y el despertar de nuevas sensaciones. No puedo surfear la ola, soy de aire, apenas puedo volar a baja altura, luchar contra el viento en contra, y cuando estoy cansado, dejarme llevar planeando hacia el otro espacio, para retomar fuerzar y empezar de nuevo. No puedo poner los pies sobre la tierra, se niegan, se esconden, se automutilan para evitarlo, y en esos momentos soy medio cuerpo naufragando a un metro del piso, hasta que acepto mi destino, y vuelvo a mis extremidades, pero siempre sin tocar el suelo, ni acariciarlo siquiera. Es un trato de por vida, apoyar los pies sobre la tierra me llevaría a la muerte, al menos la muerte en vida, penetrar la nada sin sentido, sin ideas, sin conciencia, sin motivos. Mi vida está en el aire, dejadme que remonte mientras pueda, aunque no tenga un hilo conectado a tierra.
Silencio
Hace tiempo que no escucho tus suspiros, es que acaso te ha alejado la corriente? O has decidido dar por terminado tu collar de perlas? Busco estrellas nuevas en el cielo azul, pero no encuentro ninguna, eso significa que sigues merodeando por la tierra. ¿Será el agua cálida del Mediterraneo la que acaricia tu cuerpo? ¿O el Cantábrico derrama su sensual espuma sobre tus límites ibéricos? Te vi hace unos días a través de tus palabras, y entonces revisé todos mis sitios, pero no había ninguna letra Castellana. Es bueno descansar de vez en cuando, pero si tu silencio es por algo que te ha ofendido, pido disculpas sin saber por qué, me arrodillo ante tí en busca del perdón por algo que debo haber hecho, y si nada he hecho, me arrodillo ante ti como un lacayo a su princesa. Amiga, no me dejes sin palabras, pues me dejas sin aliento, y eso está muy cerca de la asfixia.
20 - Barbie -32
A las 3.32 a.m. de ese miércoles 30 de febrero del 2032, un sospechoso encapuchado, según ilustraban las cámaras satelitales que controlaban el sector V de Ciudad Embargo rompió la vidriera sónica de la juguetería de antigüedades de la calle Fucking Rush y procedió a hurtar el primer y último ejemplar de la muñeca Barbie fabricada con tecnología arcaica un siglo atrás.
Hasta el momento no se conocían más detalles del hecho delictivo, pero los agentes de la AIC (Cybernetic Intelligent Agency) creían que de un momento a otro la valiosa pieza valuada en 5 trillones de biodólares sería recuperada.
Mientras, a quince mil kilómetros del lugar del hurto, Michael Jakson Jakson, un andrógino de 33 años terrestres, nacido en el Planeta Mastur de la Constelación de Alfa Centauro, contemplaba con sus 24 pares de ojos completamente abiertos y una mirada mezcla de estupor y estupro la fantástica reliquia sobre su mesita de luz flotante (la mesita, no la luz), mientras con tres de sus manos se masturbaba frenéticamente y con la otra sumergía ostentosamente su dedo medio de sus nueve dedos en una de sus quince fosas nasales en busca de no se que exótica sustancia.
Michael J.J. nunca había conocido a sus padres, ni a sus madres, ni a sus hermanos ni a sus tíos. En realidad nunca había conocido a nadie de su familia porque había nacido en un invernadero cuántico.
Había escapado hacía pocos segundos luz de su lugar de cautiverio por una fuga temporal que provocó un agujero negro por donde cayó sin darse cuenta y desembocó en el sector V de Ciudad Embargo.
Difícil describir la personalidad de Michael J.J., pues sus valores éticos universales eran muy distintos a los nuestros. Creía en el dios Mu, amo y señor del planeta Mastur, y en sí mismo. Sobre lo demás no tenía conciencia alguna, porque los Masturianos eran seres sin conciencia.
De golpe se apagan todas las luces de la habitación, el cuarto empieza a temblar y se escuchan miles de sirenas que resuenan por todos lados, mientras una voz masculina en un primitivo lenguaje masturiano decía: Michael J.J. estás rodeado, entrégate!!!
Michael J.J. comienza a tiritar de miedo (la valentía no era una cualidad de los oriundos de Mastur), sus 24 pares de ojos parpadean sin cesar al unísono, con dos de sus manos toma fuertemente a la Barbie, con las otras dos se sube los pantalones y con mucho cuidado se asoma a la ventana.
Doscientas ochenta y seis patrullas estaban rodeando el hotel, con tres mil doscientos seis efectivos masculinos y tres femeninos, ocho feroces mastines y un caniche toy entrenado en artes marciales masturianas.
“Estoy perdido”, se dijo J.J., en voz muy baja para no asustarse a si mismo, puso la Barbie sobre la mesita de luz y empleando técnicas milenarias de los masturianos se transforma en “un cigarrillo negro sin filtro” que queda depositado al lado de la muñeca.
Ante la falta de respuesta los efectivos deciden irrumpir violentamente en la pieza siguiendo en fila india al caniche toy a cargo del operativo. Destrozaron las puertas, las ventanas, los muebles, todo. Nada quedó a salvo de la brutalidad de las fuerzas de seguridad combinadas, con tan mala suerte que hasta la misma Barbie quedó reducida a polvo por la ferocidad del ataque.
Luego de una búsqueda exhaustiva y de no dejar rincón sin explorar llegaron a la conclusión de que J.J. había escapado. Con respecto a la Barbie decidieron poner en el informe que J.J. la había destruído antes de fugarse.
Cuando ya se estaban yendo, mientras quedaban los peritos trabajando, el segundo jefe a cargo del operativo, un fumador empedernido y compulsivo, luego de hurgar infructuosamente por un pucho (el no tenía y nadie de la brigada pues estaba prohibido fumar en horas de trabajo), vió el negro sin filtro, que, milagrosamente intacto, se posaba sobre los restos de la mesita de luz. Lo tomó suavemente entre sus dedos y en una ceremonia mezcla de placer y satisfacción se lo llevó lentamente a sus labios, le pegó un mordisco y escupió el tabaco amargo y rancio a un costado, ¡qué loco, le pareció escuchar un ay!!, siguió adelante, y mientras abandonaba los restos de la habitación por uno de los cientos de huecos provocados en el ataque, con el cigarro en la boca, y mirando a los costados en forma displicente y cansina masculló entre dientes la pregunta: ¿alguien tiene fuego?
Hasta el momento no se conocían más detalles del hecho delictivo, pero los agentes de la AIC (Cybernetic Intelligent Agency) creían que de un momento a otro la valiosa pieza valuada en 5 trillones de biodólares sería recuperada.
Mientras, a quince mil kilómetros del lugar del hurto, Michael Jakson Jakson, un andrógino de 33 años terrestres, nacido en el Planeta Mastur de la Constelación de Alfa Centauro, contemplaba con sus 24 pares de ojos completamente abiertos y una mirada mezcla de estupor y estupro la fantástica reliquia sobre su mesita de luz flotante (la mesita, no la luz), mientras con tres de sus manos se masturbaba frenéticamente y con la otra sumergía ostentosamente su dedo medio de sus nueve dedos en una de sus quince fosas nasales en busca de no se que exótica sustancia.
Michael J.J. nunca había conocido a sus padres, ni a sus madres, ni a sus hermanos ni a sus tíos. En realidad nunca había conocido a nadie de su familia porque había nacido en un invernadero cuántico.
Había escapado hacía pocos segundos luz de su lugar de cautiverio por una fuga temporal que provocó un agujero negro por donde cayó sin darse cuenta y desembocó en el sector V de Ciudad Embargo.
Difícil describir la personalidad de Michael J.J., pues sus valores éticos universales eran muy distintos a los nuestros. Creía en el dios Mu, amo y señor del planeta Mastur, y en sí mismo. Sobre lo demás no tenía conciencia alguna, porque los Masturianos eran seres sin conciencia.
De golpe se apagan todas las luces de la habitación, el cuarto empieza a temblar y se escuchan miles de sirenas que resuenan por todos lados, mientras una voz masculina en un primitivo lenguaje masturiano decía: Michael J.J. estás rodeado, entrégate!!!
Michael J.J. comienza a tiritar de miedo (la valentía no era una cualidad de los oriundos de Mastur), sus 24 pares de ojos parpadean sin cesar al unísono, con dos de sus manos toma fuertemente a la Barbie, con las otras dos se sube los pantalones y con mucho cuidado se asoma a la ventana.
Doscientas ochenta y seis patrullas estaban rodeando el hotel, con tres mil doscientos seis efectivos masculinos y tres femeninos, ocho feroces mastines y un caniche toy entrenado en artes marciales masturianas.
“Estoy perdido”, se dijo J.J., en voz muy baja para no asustarse a si mismo, puso la Barbie sobre la mesita de luz y empleando técnicas milenarias de los masturianos se transforma en “un cigarrillo negro sin filtro” que queda depositado al lado de la muñeca.
Ante la falta de respuesta los efectivos deciden irrumpir violentamente en la pieza siguiendo en fila india al caniche toy a cargo del operativo. Destrozaron las puertas, las ventanas, los muebles, todo. Nada quedó a salvo de la brutalidad de las fuerzas de seguridad combinadas, con tan mala suerte que hasta la misma Barbie quedó reducida a polvo por la ferocidad del ataque.
Luego de una búsqueda exhaustiva y de no dejar rincón sin explorar llegaron a la conclusión de que J.J. había escapado. Con respecto a la Barbie decidieron poner en el informe que J.J. la había destruído antes de fugarse.
Cuando ya se estaban yendo, mientras quedaban los peritos trabajando, el segundo jefe a cargo del operativo, un fumador empedernido y compulsivo, luego de hurgar infructuosamente por un pucho (el no tenía y nadie de la brigada pues estaba prohibido fumar en horas de trabajo), vió el negro sin filtro, que, milagrosamente intacto, se posaba sobre los restos de la mesita de luz. Lo tomó suavemente entre sus dedos y en una ceremonia mezcla de placer y satisfacción se lo llevó lentamente a sus labios, le pegó un mordisco y escupió el tabaco amargo y rancio a un costado, ¡qué loco, le pareció escuchar un ay!!, siguió adelante, y mientras abandonaba los restos de la habitación por uno de los cientos de huecos provocados en el ataque, con el cigarro en la boca, y mirando a los costados en forma displicente y cansina masculló entre dientes la pregunta: ¿alguien tiene fuego?
Wednesday, September 14, 2005
Volver por la conciencia perdida
Imposible no volver, mi preconciente había perdido el camino, entre el graznido humano y el paso de las sombras, jugueteando con las velas al compás de los tambores, escondido entre los cuerpos allá donde se sumerjen los espectros y renacen las dudas. Había decidido internarse en lo más profundo de la historia para desvanecerse una y mil veces en el mundo subterráneo de los sueños. Necesitaba recuperarlo, no es posible vivir sin él, y volví a cruzar a la otra orilla, y lo encontré, borracho y exhausto de tanto deambular en busca de respuestas sin preguntas, estaba allí, del otro lado del mar, donde el futuro es tu próximo deseo. Gracias.
Thursday, September 08, 2005
Otro vacío
Hay otro vacío, el cual no nos entrega nada ni se puede llenar. Hubo una época en que me obstinaba en perseguirla, ocupar el espacio que había dejado, llegaba justo para percibir su perfume, tratar de hacerlo mío, llenarme con él pero no podía, con el tiempo fui perdiendo la sensibilidad a sus olores, ya no los reconocía, los confundía con los de otras, una vez creí percibirlo, lo seguí como un perro de caza sigue el rastro de su presa, pero terminé en un pozo oscuro, frío, húmedo y sin vida. Desde entonces he olvidado voluntariamente su aroma. Lo niego, y si se me cruza alguno parecido, contengo la respiración y salgo corriendo. Tampoco pude llenar el vacío que dejó mi tío cuando decdió irse por propia voluntad de este mundo, recuerdo su perfume a lavanda Atkinson, el aroma dulzón que dejaba el tabaco de su pipa, pero ese vacío tampoco pude llenarlo y me dejó un hueco completamente aislado, como una burbuja de dolor, como un quiste de ausencia permanente en un lugar muy dentro de mi dolorido ser. Tiene la costumbre de desplazarse interiormente y ocupar siempre el lugar donde mas duele. Hay vacíos que no nos entregan nada y encima a veces nos vacían a nosotros mismos, nos dejan el cuerpo como preservativos sin usar, como una fina y delgada capa envolviendo partículas de aire que se mueven al azar pero que no nos pertenecen y nos golpean con todas sus fuerzas, hasta hacernos sangrar por dentro, y llorar por fuera.
Tuesday, September 06, 2005
En busca del vacío energético
Estoy en busca del vacío, ese que quedó después de la última función, no para ser llenado, sino para encontrar en él la verdad de lo ocurrido. Es en ese espacio ahora desocupado donde queda la sustancia de lo vivido. Allí se encuentra la historia, cuando no queda nada, está el todo. Recién podemos apreciar lo logrado y sus consecuencias. Sólo es cuestión de sentarse y abrir los sentidos a la percepción de la energía residual acumulada. Tontos de nosotros apagamos las luces y nos vamos olvidándonos de lo mas importante, la creación. Está allí, es energía pura y nos pide a grtos que la escuchemos. Prueben al terminar la función y cuando todos se han ido, ponerse en la posición que les resulte más comoda, bajar la luces, aplacar todos los sonidos, abrir los sentidos y percibir la energía presente. Allí encontraremos la verdadera historia. En ese supremo instante sentiremos la revelación de lo actuado, percibiremmos nuestros sentimientos y los de los espectadores y disfrutaremos el momento más bello del arte creado momentos antes. Porque nos habremos desprendido de lo físico, lo material, lo superfluo, lo animal, y empezaremos el verdadero camino del aprendizaje. Hagan la prueba, en esos momentos reconocerán las fallas y los aciertos y el arte se les revelará en toda su magnitud porque somos él y nosotros, solos, testigos y actores intimos de la historia y del tiempo. Nuestro tiempo convencional, no horas, minutos o segundos, nuestro tiempo, el necesario, el exacto y necesario para alcanzar la comprensión de nuestro ser. No escapemos despues de la función como quien tiene que fichar y llegar rápido a nuestro hogar. Tomemos estos instantes como parte de la obra y de nuestro aprendizaje para poder evolucionar. No tiremos esa energía que queda esperando por nosotros para penetrar nuestro cuerpo, alimentar nuestras partículas, agregar un grano más a nuestra sabiduría, dar un paso más hacia ese puerto insondable y lejano del conocimiento.
Sunday, September 04, 2005
Convenciones
En este mundo de convenciones la primer convención es que es un mundo. Yo soy mi mundo y a su vez puedo formar parte del tuyo y¿ por qué no vos del mío?¿ Por qué mañana seré mas viejo? Porque alguien decidió que a medida que transcurre algo que otro denominó tiempo envejecemos. ¿Y si nacimos viejos y luego nos volvemos jóvenes? Yo sólo estoy seguro de lo que hago ahora, ya, en este preciso instante. Ahora ya no, ya no estoy seguro y luego lo estaré menos. Porque iré perdiendo el recuerdo o modificándolo, ajustándolo a mis necesidades de placer o sufrimiento. Ahora sólo puedo estar seguro de lo que está escrito, pero no estoy seguro por qué o qué me motivó a escribirlo. Supongo, creo, pero seguro, ¡nunca!. El instante supremo es único, irrepetible, aunque creamos que estamos haciendo micronésimamente lo mismo, ya no es igual. Todo es una infinita sumatoria de esos instantes irrepetibles. Sólo hay un reloj, biológico, incorruptible y ciego. Quizás diría mejor que sólo hay un reloj biólogico, pero puede haber otros. El tiempo, o eso que llamamos así, es una unidad convencional entre dos acciones sucesivas. Entre la vida y la muerte transcurre un tiempo, distinto convencionalmente, porque se compone de unidades arbitrarias denominadas segundos, horas, dias, años, que se contienen unos en otros.¿ Pero si la unidad de tiempo fuera la vida por ejemplo? Todos dispondríamos del mismo tiempo para hacer lo que querramos en este planeta de la forma que lo conocemos, es decir una vida. Proceso que lleva desde que comenzamos a respirar fuera del cuerpo materno hasta que dejamos de respirar. Esa es mi convención por ejemplo. Tengo una unidad de tiempo para lograr lo que deseo, es decir una vida, la mía.¿ Y si esto no es la vida? Y si esto que llamamos vida es lo que convencionalmente se llama muerte? Ah, bueno, esa, ...es otra historia. Nuestra mayor riqueza es la ignorancia, o acaso no desconocemos más de lo que conocemos? Aunque seas un sabio, la diferencia de conocimientos entre un sabio y un analfabeto es infinitamente menor entre el conocimiento absoluto (existe?) y la del sabio. Voy al teatro, es lo mejor que puedo hacer ahora y dejar de mortificar esta computadora. Zapatillas colgadas del cable de la luz (¿o del teléfono?), allá vamos.
Thursday, September 01, 2005
Quebrado
Estoy arruinado, quebrado, sin un cobre partido al medio y tengo que volver a casa con el pan debajo del brazo, he tirado mis ojos sobre la mesa y nadie me ofreció un céntimo. Quién puede pagar algo por dos ojos de medio siglo? Mis riñones todavía sirven, eh? De noche casi nunca me despierto para ir al baño, y mi hígado? Enterito y sin grasa, no tomo alcohol desde los diez años, mis pulmones me funcionan, fumé solo hasta los doce, y que les digo de mi pelo!! Me cubre casi toda la cabeza, salvo unas entraditas ligeras, pero me crece rápido y vigoroso. Quizás las uñas, ahora un poco quebradizas porque para "2032" me las pintaba de negro, pero me estoy poniendo reforzador cálcico, ojo al piojo!!! Mi abdómen no es muy sólido, me faltan abdominales, de jóven llegué a hacer ciento veinte!!!! Pero mis piernas son una joyita, casi sin várices. Mi cerebro? Ah, mi cerebro, bueno, pero para quién? Y,no se, no puede ser otra cosa? No, otra cosa no, y bueh, corte nomás....
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