A veces siento que el espacio me invade, que ocupa mi cuerpo y se transforma en nada, me volatilizo en millones de partículas que se disuelven en el infinito para recorrer nuevas dimensiones. Es en ese momento que ángeles de luz me transportan mas allá de lo posible, hacia un universo imposible de describir donde sólo es permitido percibir. Olores, sabores, alientos, perlas cósmicas que atraviezan lo inexistete, porque mi cuerpo ya no está presente, es un vacío de ausencia semisólida, representada por infinitas sensaciones del no ser, el no estar, el no sentir todo el poder de la existencia, la sublime presencia de la luz del conocimiento y el despertar de nuevas sensaciones. No puedo surfear la ola, soy de aire, apenas puedo volar a baja altura, luchar contra el viento en contra, y cuando estoy cansado, dejarme llevar planeando hacia el otro espacio, para retomar fuerzar y empezar de nuevo. No puedo poner los pies sobre la tierra, se niegan, se esconden, se automutilan para evitarlo, y en esos momentos soy medio cuerpo naufragando a un metro del piso, hasta que acepto mi destino, y vuelvo a mis extremidades, pero siempre sin tocar el suelo, ni acariciarlo siquiera. Es un trato de por vida, apoyar los pies sobre la tierra me llevaría a la muerte, al menos la muerte en vida, penetrar la nada sin sentido, sin ideas, sin conciencia, sin motivos. Mi vida está en el aire, dejadme que remonte mientras pueda, aunque no tenga un hilo conectado a tierra.
Soy un animal de teatro, vivo por y para el teatro. Mi espacio escénico es el mundo, mi techo es el infinito y mi piso es el infierno.
Thursday, September 15, 2005
Soy de aire
A veces siento que el espacio me invade, que ocupa mi cuerpo y se transforma en nada, me volatilizo en millones de partículas que se disuelven en el infinito para recorrer nuevas dimensiones. Es en ese momento que ángeles de luz me transportan mas allá de lo posible, hacia un universo imposible de describir donde sólo es permitido percibir. Olores, sabores, alientos, perlas cósmicas que atraviezan lo inexistete, porque mi cuerpo ya no está presente, es un vacío de ausencia semisólida, representada por infinitas sensaciones del no ser, el no estar, el no sentir todo el poder de la existencia, la sublime presencia de la luz del conocimiento y el despertar de nuevas sensaciones. No puedo surfear la ola, soy de aire, apenas puedo volar a baja altura, luchar contra el viento en contra, y cuando estoy cansado, dejarme llevar planeando hacia el otro espacio, para retomar fuerzar y empezar de nuevo. No puedo poner los pies sobre la tierra, se niegan, se esconden, se automutilan para evitarlo, y en esos momentos soy medio cuerpo naufragando a un metro del piso, hasta que acepto mi destino, y vuelvo a mis extremidades, pero siempre sin tocar el suelo, ni acariciarlo siquiera. Es un trato de por vida, apoyar los pies sobre la tierra me llevaría a la muerte, al menos la muerte en vida, penetrar la nada sin sentido, sin ideas, sin conciencia, sin motivos. Mi vida está en el aire, dejadme que remonte mientras pueda, aunque no tenga un hilo conectado a tierra.
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